Últimamente vengo reflexionando sobre los curriculums de trabajo. Lo vengo haciendo porque hace unos días me llegó una solicitud para que aplique a un puesto y en el formulario me pedían adjuntar uno.
Fue entonces cuando me di cuenta que olvidé cuándo fue la última vez que actualicé mi curriculum. Hace años que no lo uso. Siempre me parecieron un mecanismo muy vago e ineficiente para presentarse.
De todas maneras, esta experiencia me llevó a reflexionar lo siguiente:
Hay algo de lo que se habla mucho pero que pocas personas están haciendo algo al respecto: el modelo de trabajo tal como lo conocíamos cambió y lo seguirá haciendo con mayor velocidad en los próximos años.
Muchas cosas que nunca se habían puesto en tela de juicio por parecer obvias, hoy ya no lo son tanto. Un claro ejemplo es el trabajo remoto que alteró por completo la relación que tenemos con el empleo y para muchas personas hasta llegó a reconfigurar sus prioridades de vida.
Pero no solo cambió la manera en la que trabajamos, también lo hizo el concepto o idea que tenemos sobre el trabajo.
Digo esto y lo recuerdo a mi abuelo. Sin experiencia universitaria, entró a una empresa de reconocida reputación en el país con menos de 25 años y fue en esa misma empresa en la que se terminó jubilando con 60 años como gerente.
Esta realidad y sentido de seguridad no solo es impensable en nuestra generación por cambios en las dinámicas de comportamiento laboral. Los últimos 18 meses nos demostraron que las garantías de permanecer en una empresa durante toda una carrera se han vuelto ínfimas, por no decir nulas, para cualquiera.
Ya hablé en correos anteriores sobre la importancia de salir de la cueva para comenzar a compartir y aportar valor al mundo desde nuestro conocimiento. Lo vengo haciendo porque existe una razón fundamental para hacerlo.
Hace más de 2100 años (!!), el filósofo estoico Epicteto hablaba sobre la importancia de saber distinguir entre lo que tenemos control y lo que no. Para él, lo único que está bajo nuestro control son nuestras interpretaciones y nuestras acciones.
Por lo tanto, hoy más que nunca debemos ser conscientes de que lo único seguro es aquello que podemos controlar. Todo lo demás está sujeto a las circunstancias del contexto y las prioridades de otras personas.
¿Pero sabes qué no se puede controlar? La velocidad y dirección en la que avanzan las cosas.
En los últimos meses pareciera que toda la atención se trasladó a la Inteligencia Artificial y el evidente impacto que esta revolución tendrá en el futuro del trabajo.
Personas amantes del clickbait argumentando que la IA va arrasar con los programadores, diseñadores y miles de puestos de trabajo.
¿Y la verdad?
Lo hará. Pero no con todos.
La tecnología no va a parar hasta automatizar el 100% del trabajo operativo. Lo hizo con las calculadoras, lo hizo con las maquinas en las fábricas y lo hará con toda persona cuyo aporte se reduzca a funcionar como el eslabón de un complejo sistema.
Quienes sean capaces de agregar valor usando su cabeza y creatividad son las únicas que no necesitan preocuparse. Quienes se obsesionen con dominar una herramienta por sobre el desarrollo crítico, estatégico y estético tienen los días contados.
Las personas que más ganan, sea cual sea la industria, no hacen dinero haciendo. Lo hacen pensando y luego otras personas hacen el trabajo. Entonces, si la Inteligencia Artificial reemplazará mucho de lo que hacemos, es tiempo de desarrollar más el pensamiento y dejar atrás la obsesión por las herramientas.
Es por todo esto que creo que junto a esta nueva revolución digital que estamos viviendo, adoptará cada vez más fuerza una figura que hace rato está con nosotros: el creador de valor.
Los creadores de valor son personas que contribuyen a la sociedad intercambiando conocimiento y experiencia, en vez de tiempo. Personas que valoran la independencia, la autonomía y el control sobre lo que ganan, cuánto trabajan y en qué trabajan.
¿Esto significa que el futuro será para los YouTubers e influencers de Instagram? No necesariamente.
Desde mi perspectiva, el futuro será maravilloso para las personas que puedan desarrollar una comunidad o audiencia alrededor de un tema o actividad que los apasione y que crece gracias al intercambio de valor.
La gente está perdiendo cada vez más la confianza en los sistemas educativos tradicionales mientras recurren más a los creadores en internet para aprender una nueva habilidad para su éxito personal o profesional.
Independientemente de si tu objetivo es trabajar de manera independiente o seguir formando parte de una empresa, ser un creador de valor es la mejor manera de posicionarte en un mercado cada vez más interconectado y “commoditizado”.
Hace 10 años atrás decir que eras programador, community manager o diseñador UX era garantía de éxito por el simple hecho de ser una profesión con escasos perfiles, en una industria que no paraba de crecer. Pero hoy el contexto es completamente diferente y hoy muchas de esas personas que descansaban en los privilegios que les daba manejar una herramienta o lenguaje de programación, ahora tienen miedo de ser reemplazados por la IA.
Pero entonces, ¿cómo convertirse en un creador de valor?
Podría responder a esa pregunta mencionando tres pasos:
#1 - Elige una obsesión
Lo primero que debés saber es que los creadores de valor le hablan a un nicho, o grupo de personas con intereses, búsquedas y objetivos similares.
Mucho se habla sobre cómo definir tu nicho, pero en la práctica la mejor manera de hacerlo es observándote a vos mismo.
¿Qué temas te apasionan, te da curiosidad aprender o disfrutás consumir?
Si te cuesta identificarlos, un buen ejercicio es revisando tu historial de navegación, los videos que viste y te recomienda Youtube o incluso observando los libros de tu propia biblioteca. ¿Qué patrón de interés encontrás?
Tu marca, contenidos y productos deben ser una extensión de tus intereses, objetivos y experiencias. No existe nada más genuino que eso.
#2 - Investiga desde todos los ángulos
No alcanza con aprender desde la perspectiva que más te convence. Para conocer algo en profundidad necesitarás hacerlo desde todos los ángulos posibles para crear una imagen más vívida de tu area de interés.
Una mente abierta y expuesta a todas las perspectivas es la clave para comenzar a desarrollar un mensaje único.
Seguí a personas con intereses similares a los tuyos pero con perspectivas diferentes.
Estudiá de los mejores autores y en especial de los libros que abordan los fundamentos de tu interés y no lo superfluo.
Comenzá a consumir contenidos largos (como artículos, videos y podcasts) y evitá los contenidos cortos que lo único que buscan es generarte una reacción emocional para aumentar su engagement, en vez de educarte.
En definitiva, lo que estarás haciendo es desarrollar tu propia perspectiva y sentido crítico alrededor de tu área de interés, que es lo que te diferenciará y te hará único ante el resto.
#3 - Anotá tus ideas y descubrimientos
A medida que vayas navegando sobre tu interés y te vuelvas un experto en el tema, te resultará imposible no conectar con nuevas ideas y descubrimientos.
Anotá todo lo que vayas aprendiendo y encontrando en el camino porque es precisamente eso lo que usarás para desarrollar tus propios contenidos.
Pensá en las ideas, anécdotas o experiencias que hayas tenido en tu vida y que podrían servirte para desarrollar tus propios contenidos o productos digitales. Es ahí donde se encuentra tu mayor diferenciador.
Aplicando estos tres pasos, estarás construyendo las bases de un futuro que literalmente no tiene techo. Porque sea cual sea la forma que adopte tu camino, estarás diseñando un sistema en donde el conocimiento será tu mayor aliado.
“Por sobre todas las cosas, enfócate en adquirir conocimiento. El conocimiento es como el oro, una moneda que transformarás en algo más valioso de lo que imaginas.” – Robert Greene
La parte más importante
Todo lo anterior no tendrá sentido ni servirá de nada si no lo aplicas.
No alcanza con absorber conocimiento. La única manera de integrar realmente algo es a través de la práctica.
Y finalmente, lo siguiente que tendrás que hacer es, por supuesto, compartirlo. Es la mejor manera de recibir feedback inmediato para ganar experiencia y ayudar a las personas.
Internet podría resumirse en dos cosas: código y medio. El medio es lo que permite la distribución de información, y el código es lo que permite que el medio exista.
En ese sentido, el mejor medio de distribución de contenido en internet jamás creado son las redes sociales. Es ahí donde se encuentra tu audiencia y el espacio donde podrás conectar con personas con los mismos intereses que vos.
“Crea cosas que ames y habla de cosas que ames y atraerás personas que amen lo mismo que vos. Es así de simple.” – Austin Kleon
Elegí una plataforma que resuene con el tipo de contenidos que te interesa compartir y comenzá publicando contenido enfocado a principiantes. Hacelo accionable y no intentes mostrarte como alguien inalcanzable para las personas. Tu prioridad número uno al principio es volverte accesible para quienes te sigan.
El recordatorio final que quiero que te lleves
No puedo terminar este correo sin aclarar lo siguiente: la creación de valor es un camino de vida.
No es un proceso lineal sino un recorrido que requiere de paciencia, trabajo y confianza en el tiempo.
Porque en definitiva, las cosas más importantes en la vida no suceden, se cultivan.
No esperes a tener todas las respuestas, comenzá con lo que hoy te mueve y dejá que el tiempo haga su trabajo.
Te garantizo que cada paso que des en este camino valdrá la pena.
Que tengas buen jueves 👋
Agustín