¿Alguien tiene paciencia?
Cuando hago esa pregunta siento como si estuviese pidiendo caviar o intentando comprar un celular sin conexión a internet.
La paciencia escasea. Es cada vez más finita.
Y eso es un gran problema.
Es un problema porque sin la paciencia nada bueno sucede.
Nos perdimos tanto en una realidad que prioriza la inmediatez que terminamos por reducir toda nuestra ambición a todo aquello que podamos obtener con velocidad.
Estamos a tres click de una película.
A Cinco minutos de ordenar comida.
A 24 horas de recibir una compra.
Entiendo que la lógica capitalista priorice la inmediatez porque facilita la obtención de resultados a menor costo, pero también me parece importante que entiendas esto:
Por más esfuerzo que hagamos como humanos por crear nuestras propias reglas, la naturaleza jamás renunciará a las suyas.
Y en el lenguaje de la naturaleza, la madre de todas las cosas, la paciencia es el secreto del éxito.
Luchar contra la paciencia y buscar atajos en todo lo que haces no hará más que postergar tu recompensa. En el momento sentirás que estás progresando, pero en perspectiva estarás perdiendo el tiempo.
Leer un libro en una semana no te hará comprender en profundidad su contenido.
Hacer un curso todos los meses sin darte el tiempo para aplicar lo aprendido no te traerá resultados.
Estar atrás de la última tendencia en marketing y negocios no te llevará lejos.
Desarrollamos la paciencia a través de la conciencia de las cosas y la impaciencia por entrar en conflicto cuando las cosas no salen como esperamos en el aquí y el ahora. Queremos cerrar los ojos y que de repente eso que deseamos aparezca de la nada.
Pero no funciona así.
Para que las cosas pasen primero necesitamos experimentarlas por dentro y luego convertirnos en la persona capaz de recibir aquello que desea. Y eso requiere de mucha paciencia.
Paciencia e introspección.
”Impaciente con las acciones, paciente con los resultados.”
Decía Naval.
Creo que esa es la combinación perfecta.
Rick Rubin también dice que la paciencia es importante porque no podemos controlar el resultado de las cosas. Creamos algo y en el momento que lo liberamos al mundo deja de estar bajo nuestro control.
No podemos forzar las cosas para que lo grande suceda. Simplemente debemos estar disponibles para que lo grande suceda.
También descubrí que es muy fácil confundir paciencia con falta de claridad.
Muchas veces creemos que por sostener algo que no muestra señales de progreso estamos siendo pacientes. Pero en realidad, lo que hacemos es postergar nuestro objetivo por no reconocer que estamos yendo por el camino incorrecto.
La vida me enseña cada vez más que para todo existe un mapa:
Para crear un negocio digital exitoso
Para construir una audiencia fiel
Para correr una maratón
Cada objetivo tiene un plan de acción y nuestra tarea como protagonistas de esta historia es poner en marcha ese plan y ajustar nuestras decisiones en base a la información que recibamos del presente. Pero nunca actuar por actuar.
Actuamos para llamar al éxito.
Reflexionamos para ganar claridad.
Cultivamos la paciencia para saber recibir lo que deseamos.
Forzar el tiempo para acelerar las cosas no hará más que poner en riesgo nuestra experiencia y la calidad del resultado que buscamos.
Hay un proceso natural para todas las cosas.
Y al final, no se trata tanto de cuándo llegará algo sino de cuánto creíste que eso algún día llegaría.
Abrazo virtal,
A
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Una cita para reflexionar
“Si pudiera hablar conmigo mismo hace veinte años, me diría que me enfoque en mis fortalezas y no en mis debilidades; en las cosas que podía hacer y no en las que no podía hacer; en esforzarme por sobresalir y perfeccionar esas habilidades hasta el punto de la excelencia. Que esa es la mejor estrategia para asegurar mi futuro. Me diría a mí mismo que los únicos obstáculos reales que tienes son los que te creas tú mismo”. – Mariam Paré