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Diciembre, sobretodo en sus últimos días, se ha vuelto para muchos el mes de la proyección y la definición de metas.
Hacer este ejercicio me parece interesante y muy atinado al momento del año. Al fin y al cabo estamos aprovechando esos últimos días para intencionar todo lo que deseamos experimentar en los próximos doce meses.
Definir metas es divertido. ¿Pero sabes qué es más divertido?
Concretarlas.
Lamentablemente, por razones estadísticas, este correo llegará tanto a personas que se quedarán sin hacer nada con eso que definieron, como también a aquellas que habrán alcanzado todo lo que se propusieron.
Y como quiero que sean más los que puedan materializar su visión, en el correo de hoy quiero compartirte el ejercicio que te ayudará a tener el mejor año de tu vida.
Conozco muchas personas que se pasan la vida deseando.
Deseando tener libertad financiera
Deseando tener más tiempo libre para pasar con su familia
Deseando trabajar de algo más alineado a su visión de vida y propósito
Pero en la práctica no hacen absolutamente nada para que eso suceda y en cambio se inventan excusas:
Que la situación económica del país no es favorable
Que no tienen suficiente tiempo
Que nadie los apoya
La realidad es que algunos no materializan lo que desean para su vida porque en el fondo sienten que no se lo merecen.
Otros porque no tienen interés genuino en lo que desean y en el fondo están cómodos con la realidad que dicen odiar.
Y otros porque dicen querer una nueva vida, pero en realidad están más dispuestos a invertir en el sueño de otro que en los propios.
Estas personas no fracasan en conseguir lo que quieren por falta de tiempo o capacidad, sino por falta de claridad y mejores creencias.
Y como no tienen claridad en lo que quieren y tampoco creen merecer eso que desean, empiezan a dudar…
Que tal vez están soñando demasiado y en realidad son uno más del promedio.
Que quiénes se creen para pedirle más a la vida, cuando deberían estar agradecidos de lo que tienen (como si ambas cosas fuesen polos opuestos).
O la que más me gusta de todas:
“Esa realidad no es para gente como yo”
Todos y cada uno de estos comentarios tienen un patrón en común:
Su veracidad depende del autor.
O como supo decir muy bien Henry Ford en su momento:
“Tanto si crees que puedes lograrlo como si no, estarás en lo cierto”
Toda materialización de realidad y proyectos podría resumirse en 3 simples etapas:
Claridad
Autoimagen
Acción
Entonces, el primer paso para alcanzar lo que te propongas este nuevo año es comenzando por tener claridad total sobre qué querés. No lo que la sociedad, tu familia, ni mucho menos tus amigos esperan que hagas.
No es necesario que sepas muy bien cómo llegarás hasta allá, pero si debes saber a dónde querés ir.
Es importante que tengas una imagen concreta de lo que deseas para que las respuestas a todas tus preguntas se presenten. De lo contrario, cualquier señal te será favorable y terminarás estancado en el mismo lugar o lejos de donde realmente querías estar.
Para evitar que eso te suceda, quiero que tomes una hoja en blanco y respondas a conciencia estas preguntas:
¿Qué tiene que pasar en 2025 para considerarlo un año lleno de éxito?
¿Qué emociones quiero priorizar este año?
¿Qué quiero dejar ir?
¿Qué me gustaría que ocupe más espacio en mi vida este año?
Visualizate alcanzando todo eso que te propusiste y crea situaciones que te recuerden constántemente lo que deseas, como por ejemplo teniendo un collage de fondo de pantalla en tu celular con imágenes que te hagan conectar con tus metas.
Y cuanto más repases esa visión, más rápido comenzarán a presentarse las señales que te indicarán el siguiente movimiento que deberás tomar.
El segundo paso es convirtiéndote en la persona capaz de recibir aquello que desea.
La mayoría de las personas opera bajo un sistema de mentalidad lineal.
Creen que para llegar del punto A al punto E, primero necesitan pasar por el B, el C y así sucesivamente.
El problema de esta creencia es que los lleva a dilatar el resultado, haciéndoles creer que no son suficientes con todo lo que ya tienen en el presente como para dar un gran salto hacia sus metas.
Un ejemplo muy común es el que observo en muchos expertos que quieren emprender:
Creen que para hacerlo primero deben estudiar negocios o tener alguna credencial importante.
O postergan la posibilidad de tener una mejor facturación hasta, por ejemplo, no tener una audiencia grande.
Incluso se pasan años de su vida postergando su proyecto, porque esperan que primero los asciendan en el trabajo o reciban algún reconocimiento para sentirse mejor preparados.
Nada de esto es necesario.
Lo que si es verdad es que es imposible que tengamos algo si primero no existe dentro de nuestra propia visión mental.
No podemos crear nuevas realidades aplicando las mismas fórmulas que nos trajeron a donde estamos hoy.
Por eso, si queremos acelerar aún más nuestras probabilidades de éxito, necesitamos adoptar nuevos mecanismos de comportamiento y estar dispuestos a eliminar las rutinas que nos alejan de nuestra meta.
Actúa como si tuvieras total certeza de que eso que imaginaste ya es tuyo.
Visualiza cómo se comportaría una persona que ya posee eso que deseas.
Toma decisiones como si tuvieras convicción total de tu éxito.
Para lograr esto, vas a volver a la hoja que usaste en el ejercicio anterior y quiero que trazes una línea horizontal para responder abajo a estas nuevas preguntas con total honestidad:
¿Quién tengo que ser para materializar las cosas que me propuse en 2025?
¿Cómo es la versión de mi que ya lo ha conseguido?
¿Cuál es el mal hábito que decido cambiar y cómo lo haré?
¿Qué nuevos hábitos voy adoptar para alcanzar mis metas?
Necesitas expandir tu autoimagen antes de recibir cualquier cosa que desees.
Esforzarte demasiado en lograr algo sin antes convertirte en la persona capaz de recibirlo se asemeja bastante a regar un árbol de manzana todos los días esperando que salgan naranjas.
Y el tercer y último paso para materializar el mejor año de tu vida es pasando a la acción.
Las metas y experiencias que traemos a la realidad son aquellas que buscamos activamente. Todo lo que tenemos existe porque en algún momento decidimos hacer algo al respecto.
Por eso muchas personas no logran nada de lo que se proponen. Porque creen que “siendo positivos” y conectando emocionalmente con el deseo es suficiente, cuando en realidad el éxito recompensa a quienes se comprometen con sus metas y toman acción.
Soñar, desear y querer no es lo mismo que trabajar estratégicamente por nuestros sueños. Ambos escenarios encienden estados mentales completamente diferentes.
Mientras que el primero es pasivo y dependiente de las circunstancias externas, el segundo implica hacernos cargo de que si bien no tenemos control total de los acontecimientos, somos responsables de las decisiones que tomamos para materializar lo que soñamos.
Cuando se trata de tomar acción, el secreto no está en hacer tareas individuales y aisladas, sino en aplicar los sistemas correctos para alcanzar lo que nos proponemos.
Tanto en la vida como en los negocios, los sistemas nos permiten alcanzar mejores resultados en menos tiempo, ganar libertad y mantenernos comprometidos con el objetivo.
Repasa todas las metas que te propusiste lograr y diseña sistemas que te permitan progresar todos los días hacia tu objetivo.
Para eso, quiero que vuelvas a trazar una línea divisora y respondas estas preguntas a conciencia:
¿Qué pasos concretos voy a realizar todos los días para alcanzar mis metas?
¿En qué momento del día me comprometeré a trabajar en estas tareas? (te recomiendo que lo dejes programado en tu calendario)
¿Cuál será mi próximo paso para alcanzar mis objetivos luego de terminar este ejercicio?
Como verás, pasar a la acción e implementar los sistemas correctos no solo aplica a las tareas que realizamos para llegar al resultado deseado, sino a todo el proceso que te describí en este correo.
Porque tanto la claridad como la autoimagen son dos aspectos de la materialización que lejos están de ser inmediatos. Se obtienen a base de reflexión continua.
No es que un día te sentarás y de repente todas las respuestas habrán llegado, sino que cada experiencia te llevará a estar más cerca de la claridad sobre tus objetivos y de la confianza de haberte convertido en la persona capaz de alcanzarlos.
Debes estar preparado para cuando la confusión, el fracaso y la ansiedad por ver resultados inmediatos toquen la puerta. Todo eso es natural y forma parte del proceso de evolución que te llevará a donde quieres estar.
Abrazá tus dones y usalos a tu favor. Tu rareza es lo que te hará grande.
No te dejes intimidar por la montaña. En cambio, enfocate en hacer un paso a la vez.
La mayoría de las personas no logra lo que se propone porque todavía no llegaron al límite de su tolerancia. Todavía pueden soportar un poco más lo insoportable.
La pregunta del millón no es cuándo tocarás fondo, sino si vale la pena hacerlo para tomar acción.
Porque al final, el dolor de no hacer nada va a ser siempre peor que el dolor a hacer algo.
Y cuando te des cuenta que para cambiar tu vida necesitas cambiar de vida, es cuando comenzarás a caminar diferente.
Que tengas feliz año. Nos vemos en Febrero.
“El mundo es un lugar muy maleable. Si sabes lo que quieres y te lanzas a ello con la máxima energía, determinación y pasión, el mundo se reconfigurará a tu alrededor mucho más rápido y fácilmente de lo que crees”. – Marc Andreesen
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