El arte de ser visibles
No promocionar lo que haces no te hace más auténtico. Te hace más invisible.
Sucede algo terrible en el universo de creadores y emprendedores del que prácticamente nadie habla y que me preocupa bastante.
Algo que me llevó muchos años asumir, que me perjudicó más de lo que pudo haberme beneficiado y que me sorprendió al descubrir que es mucho más común de lo que imaginaba.
Lo voy a plantear de esta manera. Tal vez te suene familiar:
Te pasas meses creando algo increíble.
Perfeccionaste cada detalle, revisaste una y otra vez que todo esté en su lugar. Trabajaste a fondo hasta sentir la seguridad de haber dado lo mejor que podías hacer.
Y cuando por fin está todo listo, decides compartirlo con el mundo.
Creaste un post para anunciarlo en tus redes sociales.
Subiste una historia a Instagram.
Si sos como yo, también lo anunciaste en tu newsletter o lista de correo.
Y eso es todo.
Después, esperaste.
Esperaste que la gente te descubra, confiando que la calidad de tu proyecto hablaría por sí sola y que el boca en boca haría su trabajo.
Pero no pasa nada.
Te convenciste que el problema era el algoritmo.
Que la gente no tiene buen gusto y no valora lo bueno.
O la mejor de todas, que el mercado está saturado.
Cuando en realidad, lo que no viste es que el problema no lo tiene tu trabajo.
El problema, querido lector, lo tenés vos por no darle el espacio ni la visibilidad que tu trabajo se merece para que la gente realmente valore lo que hiciste.
Tenemos está falsa, egocéntrica y dañina creencia que si algo es verdaderamente bueno, inevitablemente encontrará sola su audiencia.
Que si tu servicio es transformador, tu programa es de calidad y tu contenido es de enorme valor, entonces no deberías preocuparte por promocionarlo demasiado.
Pero la realidad es que no funciona así.
No funciona para vos.
No funciona para mi.
No funciona para nadie.
No vivimos en un mundo donde el mejor trabajo se promociona solo.
Vivimos en un mundo donde el trabajo que más ojos atrae es el que más se recuerda y vende.
No importa que tan talentoso seas, ni cuántas horas te dediques a mejorar tu habilidad, oferta o proyecto. Si nadie te conoce o termina viendo lo que hiciste por no haberle dado el empuje que necesitaba para llegar a la gente correcta, entonces ni vos ni tu trabajo habrán tenido impacto.
Y acá es donde muchos emprendedores, creadores y expertos quedan atrapados.
No se promocionan lo suficiente por no parecer “demasiado vendedores”.
No hablan de su trabajo porque creen que si son buenos, el trabajo debería hablar por sí solo.
No muestran su proceso porque piensan que la gente solo quiere ver el resultado final.
Y con cada postergación, cada duda y cada promoción que no hacen, terminan perdiendo oportunidades increíbles de crecimiento.
¿Cómo podes esperar que la gente valore tu trabajo si vos mismo lo escondés?
La semana pasada me crucé con una entrevista que le hicieron al famoso rapero Tyler The Creator que todavía me tiene reflexionando y que influyó mucho para este correo.
En un momento del video, Tyler decía algo así:
"Pasaste semanas escribiendo, produciendo, editando, ajustando… ¿y vas a ser pasivo con tu propio trabajo? ¿Vas a subirlo a una historia una vez y esperar que la gente lo descubra sola?"
Increíble.
Muchos emprendedores y creadores culpan al algoritmo, a su “competencia” y a la suerte por el poco interés que genera su trabajo. Pero yo te pregunto:
¿A quién debería interesarle primero tu trabajo?
El problema, como siempre, nunca es afuera sino adentro.
Promocionar tu trabajo no tiene nada que ver con vender tu alma, como muchos que conozco piensan.
No es manipular a la gente.
No es jugar con la psicología de las personas.
Ni mucho menos es volverte alguien que no sos.
Es darle a tu trabajo el respeto y la visibilidad que se merece.
Porque si vos no sos el fan #1 de lo que haces, ¿cómo podes esperar que los demás lo sean?
Vender como un portal hacia tu mundo
Es muy común caer en la trampa de pensar que promocionar y vender nuestro trabajo es un acto vacío, que nos aleja de nuestra autenticidad y nos hace ver desesperados. Pero dejame decirte que esta idea es cuanto menos mediocre.
Rick Rubin, uno de mis mayores mentores que tanto cité en varios de mis correos, dice en su libro “The Creative Act” que el arte no está completo hasta que se encuentra con su audiencia.
¿De qué te sirve tener tanto talento si te lo vas a guardar para vos solo?
¿De qué te sirve crear un servicio transformador si solo podrán acceder quienes lleguen del boca en boca?
¿De qué te sirve tener tan buenos testimonios si no vas a mostrarlo para facilitarle a otras personas la tarea de elegirte?
Sin visibilidad, tu trabajo no existe para el mundo.
Y la visibilidad no es suerte. Es intención pura.
Me gusta mucho esta idea de Seth Godin sobre la promoción:
“El marketing ya no se trata de las cosas que vendes, sino de las historias que cuentas”
Las personas no se van a enamorar de tu producto o servicio por la pieza terminada.
Las personas se van a enamorar primero de la historia detrás de la pieza terminada y después de tu producto o servicio.
Se van a enamorar del proceso y la manera en que presentas tu obra al mundo.
Si no construyes un relato alrededor de lo que haces, la gente no va a conectar con tu trabajo.
Independientemente de si vendes coaching, servicios creativos, consultoría o cualquier solución basada en tu conocimiento, no basta con decir “esto es lo que hago”.
Tenés que comunicar el por qué lo haces.
Por qué te importa.
Por qué es valioso.
Por qué podría cambiarle la vida a alguien.
Y lamentablemente, esa es la parte que muchos emprendedores se pasan por alto.
La promoción no es una tarea separada de tu trabajo, sino una extensión de tu proceso creativo.
Cuando cambié mi percepción sobre la promoción, todo a mi alrededor se transformó:
Dejé de sentirlo como una obligación y se convirtió en un acto de orgullo.
Dejé de verlo como si fuese una venta y empecé a considerarla como una oportunidad para compartir lo que hago y me apasiona.
Dejé de depender del azar y tomé el control de las personas que compraban mis programas y servicios.
La pregunta que queda por hacernos es la siguiente:
¿Cómo podrías empezar a promocionar tu trabajo de una forma que se sienta auténtica y alineada a vos?
Promocionarte es darle voz a tu trabajo
No conozco un solo emprendedor o creador que no quiera crecer y prosperar con sus proyectos y negocios, pero conozco miles que rechazan el marketing y las ventas.
Esto generalmente sucede porque creen que vender su trabajo los aleja de su esencia y los obliga a atarse a estrategias que no encajan con ellos y sus valores.
Me parece importante que entiendas esto:
El marketing no es manipular, es amplificar lo que sos.
Cuando se ejecuta correctamente, la gente se acercará sola a comprarte como si fueses una fuerza magnética que atrae a las personas correctas a tu mundo.
El objetivo es permitirles descubrir lo que haces y lograr que sientan que tu trabajo es algo que necesitan experimentar.
Para que esto suceda, primero debemos redefinir la forma en la que pensamos sobre la promoción.
1) Vender es expandir lo que haces
Independientemente de si ofreces un programa, un servicio o una formación, tu identidad creadora no se proyecta solo en tu oferta, sino en el mundo que construyes a su alrededor.
De hecho, cuando vemos a los negocios y creadores que más impacto generan, notaremos que tienen un patrón común:
Ninguno se limita a ofrecer solo un producto o servicio, sino que crean una experiencia alrededor de ella.
Apple no vende tecnología. Vende innovación.
Ferrari no vende autos. Vende exclusividad.
LEGO no vende juguetes. Vende creatividad.
Y los mejores creadores no venden contenido. Comunican una visión.
Para que tu negocio crezca, el marketing tiene que formar parte de tu proceso creativo. No puede ser una tarea separada, sino una forma de amplificar lo que haces.
Porque cuando lo abordas desde ese lugar, la venta sucede sola y tu trabajo comienza a ocupar el lugar que se merece en la mente de las personas que queres impactar.
2) Construye una estrategia de promoción que sea coherente con vos
No todas las estrategias de marketing funcionan para todos y está muy bien que sea así.
El problema está cuando nos obligamos a hacer algo que no disfrutamos ni resuena con nosotros porque creemos que “es la única forma”.
Si no te gusta crear videos cortos, no lo hagas.
Si el contenido de humor no va con vos, no lo hagas.
Si te incomoda hablar en vivo, explora otras alternativas.
El marketing funciona mejor cuando es auténtico y lo usas a tu favor.
Si te gusta escribir → Crea un newsletter, abre un blog, publica contenido escrito en redes
Si te gusta hablar → Crea un podcast, graba entrevistas o videos sin mucha edición
Si te gusta diseñar → Crea post creativos que representen tu marca
Si te gusta el cine → Abre un canal de Youtube o publica videos cortos atrapantes
Lo más importante es que priorices lo que te entusiasme. Porque el entusiasmo se nota y destaca.
Cuando la promoción pasa a ser una extensión de tu creatividad, dejas de sentirla como una tarea obligatoria y se convierte en una parte natural de tu trabajo.
3) Separa la promoción de la venta
Muchas veces, el rechazo al marketing viene de la creencia que promocionar algo es insistir o manipular. Pero cuando lo hacemos bien, resulta ser todo lo contrario.
En vez de decir “ofrezco este servicio”, podrías explicar cómo surgió tu oferta, qué problema resuelve y por qué es importante para vos solucionar ese problema.
En vez de presentar el resultado, comparte el proceso. La gente no solo compra productos, sino experiencias, y por eso se van a interesar mucho más en vos si mostrás cómo trabajas, cómo resolves problemas y cómo pensás.
Complementa tu trabajo. Crea diseños, mini documentales, artículos, videos o cualquier cosa que te ayude a construir una identidad alrededor de tu negocio y marca.
Involucra a tu audiencia en las decisiones. Preguntales qué quieren ver, qué les ayudaría a desbloquear el siguiente nivel y hacelos sentir que son parte de tu mundo.
Es importante que sea cual sea el canal que elijas para promocionarte, evites ser repetitivo para no crear fatiga en tu audiencia.
Personalmente lo que mejor me funciona es esto:
Evito utilizar un solo formato de contenido. Te recomiendo comenzar con el que te sientas más cómodo y luego pruebes otro formato.
Reutilizo el contenido usando diferentes formatos. Tomo fragmentos de los guiones o textos como este correo y los convierto en reels, carrouseles o publicaciones. Cuando tenes una estrategia de contenido sólida, no hace falta reinventar la rueda.
Planificación flexible. Busco el equilibrio entre estructura y espontaneidad para no estar improvisando constántemente, pero dándole espacio a las ideas frescas.
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Si hay una cosa que quiero que te lleves de todo esto, es que al final debes ser la primera persona que valore lo que crea y hace.
Y lo que se valora, se comparte.
No una, no diez. Mil veces si es necesario.
De nada sirve que pases tantas horas perfeccionando tu trabajo, afinando tu mensaje, dándole forma a algo que tiene el potencial de impactar en la vida de muchas personas, si al final no lo promocionas por vergüenza o incomocidad.
Cuando sucede esto, no hacemos más que fallarnos a nosotros mismos.
Por muchos años nos hicieron creer que el marketing es sinónimo de mala palabra. Que es una práctica disponible solo para quienes disfrutan de la manipulación, pero no para aquellos que valoran la autenticidad.
Pero cuando rechazamos aplicar una herramienta tan poderosa para llevar nuestro valor al mundo, indirectamente habilitamos a que las voces que se aprovechan del marketing dominen el entorno digital, eliminando la posibilidad de que otras personas que seguramente conectan más con tu mensaje te elijan a vos y no a ellos.
Promocionar lo que hacemos no es vender nuestra alma. Es asegurarnos de que nuestra misión se va a materializar llegando a las personas correctas que genuinamente necesitan tu ayuda.
Encontrá formas auténticas de amplificar lo que haces y dale a tu negocio o proyecto el lugar que se merece en el mundo.
Porque al final, si no lo haces vos, ¿quién más lo hará?
Abrazo virtual,
Agustín
PD: Si vas en serio en esto de promocionar tu trabajo y llegar mejor a los clientes que querés impactar con tus servicios, acabo de abrir puertas a uno de mis workshops más valorados. Lo mejor de todo: será gratis.
En 3 sesiones, aprenderás a estructurar y vender una oferta escalable basada en tus conocimientos e intereses, para que puedas multiplicar tus ventas, trabajando mejor y disfrutando más.
“Hay tantas personas que no saben lo que quieren. Y creo que, en este mundo, eso es lo único que debes saber: exactamente lo que quieres.” – Agnes Martin
¡Muchas gracias por esta joya! Justo ayer me di cuenta que lo que le falta a mi vida es darle valor a mi trabajo porque me encuentro en parálisis desde hace mucho tiempo.
Gracias por el reminder poderoso! Así es.