Para muchos de nosotros el nombre John Wooden puede resultarnos muy desconocido. Para la historia del basketball estadounidense ese nombre es sinónimo de gloria.
John es considerado el mejor entrenador de baloncesto de la historia de la NCAA, la asociación nacional deportiva universitaria de EEUU. Ganó 10 campeonatos con el único equipo que entrenó durante toda su carrera como coach y es miembro del Salón de la Fama del Basketball tanto como jugador como entrenador.
A diferencia de lo que podríamos esperar de un entrenador de elite, el método que utilizaba Wooden para llevar a su equipo a la excelencia era demasiado simple.
Según él mismo cuenta, lo primero que le enseñaba a los jugadores que recién ingresaban a su equipo era cómo tomarse un momento extra para colocarse correctamente las medias y las zapatillas.
Les mostraba cómo era el procedimiento correcto. Paso a paso. Sin apuro y sin demora.
Él estaba convencido que la forma en la que te ponías las medias y zapatillas jugaba un papel crítico en el éxito del equipo, porque al ser un deporte que se realizaba sobre superficie dura, era necesario que los jugadores estén cómodos con la pisada en todo momento.
”Este era solo un pequeño detalle que todo entrenador debe tomar ventaja, porque son los pequeños detalles los que hacen que las grandes cosas sucedan.”
Así era la filosofía de John Wooden. Así fue como llevó a un mismo equipo a ganar 10 campeonatos.
La enseñanza que nos dejó este entrenador legendario es que el éxito de todas las cosas está en los pequeños detalles. Pequeños detalles que en la vida se traducen en hábitos.
Cada hábito que cultivaba en sus jugadores podía parecer pequeño o insignificante, pero que juntos creaban una fuerza exponencial en el rendimiento de su equipo que literalmente marcaba la diferencia y creaba victorias.
Cuando era un adolescente inmaduro creía que la libertad consistía en hacer lo que quiera, cuando quiera.
Despertarme a la hora que quiera. Trabajar cuando quiera. Irme a dormir cuando quiera.
Pero en realidad, no hay nada de libertad en eso. Al contrario:
Hay falta de foco
Hay desorden
Hay incertidumbre
Es muy común confundir libertad con variedad de opciones. Cuantas más opciones tenemos, más libres somos.
Pero ahí no está la libertad. De hecho, la libertad se encuentra en los limites y hábitos que nosotros mismos nos ponemos.
Miles de opciones no te hacen libre. Te hace una persona insegura.
Mucha improvisación no te hace mejor. Te hace alguien que no tiene claridad.
Más flexibilidad no te hace espontáneo. Te vuelve preso de las decisiones ajenas.
¿De qué te sirve la libertad si no puede sacar lo mejor de vos?
En ese sentido, los hábitos son los límites que nos creamos para alcanzar la verdadera libertad.
De hecho, son los límites los que permiten sacar lo mejor de nosotros.
Un proyecto con un presupuesto acotado saca lo mejor de nuestra creatividad.
Una rutina de entrenamiento nos puede llevar a terminar una maratón.
Un programa con etapas y tiempos claros nos puede llevar a la vida y negocio que deseamos.
Wooden solía decir que la única persona con la que competimos es contra nosotros mismos y que el resto está fuera de nuestro control.
Tenía toda la razón.
No tenemos control del resultado ni mucho menos de cuando sucederán las cosas. Pero hay algo que sí está claro:
Que la excelencia es hija de la repetición.
Cuanto más nos comprometemos con algo, más bueno nos volvemos en eso, mejores resultados tendremos.
Por eso son tan poderosos los hábitos conscientes.
Porque cuando nos comprometemos a ellos, estamos creando una mejor versión de nosotros.
La forma en la que hacemos cualquier cosa es la forma en la que hacemos todas las cosas.
Nuestra identidad y potencial se hace presente en cada decisión que tomamos, cada palabra que usamos, cada acción que realizamos. Cuanto más consciente seas de ello, más libre e intencional serás con tu vida.
Disciplina y libertad son dos palabras que pueden parecen opuestas, cuando en realidad son complementos.
Stephen King es capaz de publicar tantos libros porque tiene la disciplina de religiosamente sentarse todos los días a escribir. No espera a que la inspiración lo llame para hacerlo.
Prince era una máquina de la creatividad porque tenía la disciplina de crear música constantemente. No dependía de sus ganas para hacerlo. Simplemente lo hacía.
El mejor hábito es aquel que te de libertad. La mejor disciplina es aquella que te permita sacar lo mejor de vos.
Levantarse a la madrugada, hacer ejercicio a la mañana, irse a dormir temprano. Ninguna de estas cosas sirven si no te sirven a vos. Busca siempre lo que te sirva.
Cuanto más consciente seas de tus hábitos, más fácil te darás cuenta de todas las cosas que inconscientemente haces y no te llevan a donde querés llegar.
Todos tenemos hábitos que nos hacen funcionar en “automático”. En algún momento de tu vida los incorporaste y te creíste que eso sos vos. Pero en realidad sos mucho más que eso.
La libertad está en los pequeños detalles, en los límites que voluntariamente nos ponemos y en los hábitos que conscientemente elegimos para nuestra vida.
Porque al final, los buenos hábitos son aquellos que te ayudan a:
Desarrollar tu creatividad
Cultivar una buena salud
Nutrir tu relaciones
Expandir tu espíritu
Entonces, la pregunta que me queda por hacerte es muy simple:
¿Cuánta libertad te aportan los hábitos que creaste para vos?
Abrazo virtual,
A
Un episodio del podcast
Una cita pra reflexionar
“Existe una maravillosa, casi mística, ley de la naturaleza que dice que las tres cosas que más queremos en la vida –felicidad, libertad y paz mental– se logran siempre que se las damos a los demás. Entrégalo para recibirlo.” – John Wooden
💯❤️ elige tu propia aventura conscientemente 🙌🏼🔥.
Gracias!
Interesante. Asocié el final con la frase "hay que dar para recibir". Muy bueno, Agus.