La estrategia de los romanos para conseguir lo que deseas
Y dejar de hacer lo que el 99% de la gente hace.
Los últimos dos años de la facultad fueron eternos. Como estudiante de una carrera que involucraba comunicación y creatividad, sabía que había más aventura y experiencia allá afuera y no adentro de un cuarto blindado con cuatro paredes.
En ese momento lo único que quería era conocer a los mejores, trabajar con los mejores y rodearme de los mejores. Como decimos en Argentina: salir a comerme la cancha.
¿Pero cómo?
No sabía por dónde empezar, pero sabía hacía donde quería ir. Necesitaba arrancar con algo y las respuestas llegarían con el tiempo.
Cuando queremos realmente algo, los “cómo” se van presentando en el camino y al final nunca es como lo planeamos desde el principio. Por eso es tan importante prestarle atención a la intuición, y sobretodo, darse el permiso de ubicarla en el asiento del conductor.
Con 21 años de edad y todavía en la universidad, mis herramientas, conocimientos y conexiones eran muy escasas, por no decir nulas. Si quería trabajar con los mejores, estaba perdiendo por goleada.
Viéndolo en perspectiva, me encontraba en la misma situación que el 90% de los jóvenes estudiantes que están buscando su primera oportunidad laboral y sienten que nadie se interesa por ellos. Ese es el error que la gran mayoría comete: esperar que se interesen por ellos.
Pero sigamos con mi historia que me ayudará a desarrollar mejor lo que quiero decir.
Como no tenía experiencia ni mucho menos conexiones, me pasé noches pensando en ideas para acercarme a esas personas con las que quería trabajar. En ese momento, mi ambición estaba puesta en rodearme de artistas, comunicadores y profesionales creativos que admiraba y con los que eventualmente podría trabajar.
Descubrí que estas personas valoran dos cosas: trabajar en proyectos que les permitan plasmar todo su talento y participar de espacios que los ayuden a difundir sus trabajos.
Dentro de todas las ideas que barajé, se me ocurrió que podría crear una revista cultural en formato digital para difundir el trabajo de artistas increíbles y eventualmente producir proyectos en conjunto. Así fue como nació Culton, mi primer side-project.
Durante el tiempo que duró ese proyecto, tuve la oportunidad de convocar y conocer a músicos increíbles que hoy participan de festivales masivos, diseñadores talentosos de talla internacional y productores que me permitieron trabajar con ellos. No tuve que salir a tocar una sola puerta, porque yo les había abierto las mias primero.
Años más adelante experimenté lo mismo con Shiftseven. Como estaba en constante comunicación con los líderes de diseño de las mejores empresas de tecnología del país para organizar espacios para la comunidad de UX, muchos de ellos llegaron a ofrecerme trabajo sin siquiera ver mi portfolio. No lo hicieron porque no lo necesitaban: habían visto en primera persona lo que era capaz de hacer y aportar para sus objetivos.
En el recomendadísimo libro de Ryan Holiday, “Ego is the Enemy”, el autor introduce una palabra que los romanos utilizaban para definir esta estrategia que apliqué en su momento sin saberlo: anteambulo.
Anteambulo literalmente significa “aquel que despeja el camino” y durante el período del Imperio Romano, los anteambulos eran personas que avanzaban por delante de sus patrones para comunicar mensajes, allanarles el paso y básicamente hacerles la vida más fácil.
Aunque algunos romanos de aquella época lo consideraban como una forma de esclavitud e injusticia (entre ellos el famoso poeta Marco Valerio Marcial), creo que detrás de los anteambulos se esconde una enorme oportunidad y aprendizaje para tu crecimiento profesional.
Ryan Holiday afirma que cuando emprendemos los primeros pasos de nuestra carrera, lo más seguro es que nos encontremos frente a alguna de las siguientes realidades:
No somos tan buenos o importantes como creemos
Tenemos una actitud que necesita reajustarse
La mayoría de lo que creemos que sabemos o aprendimos de los libros o la escuela es obsoleto o errado
Es por eso que apalancarse a personas y organizaciones que ya son exitosas es una de las mejores maneras de acelerar nuestro desarrollo profesional y cultivar nuestras habilidades con inteligencia.
Así como los anteambulos ayudaban a sus patrones a despejar el camino, vos podrías hacer lo mismo con las personas que hoy están arriba tuyo, mientras vas haciendo tu propio camino en el proceso. No se trata de ser el servidor de nadie ni de andar obedeciendo órdenes con la cabeza gacha, sino de darles el apoyo que necesitan para que puedan ser mejores en lo que hacen.
Para aportar mayor claridad a este enfoque, Ryan Holiday introduce el concepto de “Canvas Strategy” y lo define como una manera de ayudarnos a nosotros mismos mientras ayudamos a los demás.
La parte más difícil, confiesa, es trascender la voz de nuestro ego que no soporta la idea de “servirle” a alguien que tiene más experiencia, más reconocimiento y status que uno, en vez de estar trabajando en nuestro propio crecimiento. Pero una vez atravesada esa barrera, las posibilidades son infinitas:
Acercarle nuevas ideas a tu jefe para implementar en su negocio
Conectar a alguien con personas de gran valor para sus objetivos
Buscar lo que nadie quiere hacer y hacerlo
Producir más que el resto y compartir tus ideas con los demás
En otras palabras, se trata de identificar oportunidades para promover la creatividad de personas que admiras o con las que te gustaría trabajar y ayudarlos a eliminar cualquier distracción para facilitarles su trabajo y aportarles más enfoque.
El 99% de las personas, cuando quiere algo importante que otra tiene, lo primero que se le viene a la cabeza es salir a pedirlo.
No importa si es un trabajo, una venta, hacer una pasantia o que lo asciendan de puesto, el problema de esa estrategia es que es unidireccional: se enfoca únicamente en los intereses de quien es dueña del deseo. ¿Pero qué sucede con los intereses de la otra persona?
Cuando tomamos un rol más protagónico y menos pasivo en la búsqueda por materializar nuestros intereses y deseos, la ecuación cambia por completo. Ya no pensamos en qué tiene el otro para darnos y nos interesa más todo lo que podemos darle al resto y en las diferentes posibilidades de construir en conjunto.
Tocar una puerta desconocida con un regalo entre las brazos y con la intención de aportar valor y construir una relación, es una estrategia infinitamente más efectiva que llegar a un lugar con las manos vacías esperando recibir todo sin dar nada a cambio.
Por eso, la próxima vez que quieras trabajar o colaborar con alguien, participar de algun proyecto o conseguir un puesto en esa empresa que tanto te gusta, sé como los anteambulos y preguntate: ¿cómo podría hacer mejor a esta persona o empresa con las herramientas que tengo?
Porque como dice Ryan Holiday:
“Así como el lienzo le da forma a la pintura, la persona que controla el camino termina controlando la dirección.”
Eso es algo que el 99% de las personas desconoce. Y vos estás lejos de ser ese 99%.
Que tengas un buen jueves 👋