Hoy te voy a compartir algo diferente, pero que creo que vale la pena.
En mayo de 1994 Nelson Mandela asume la presidencia de Sudáfrica como el primer mandatario en ser elegido por sufragio universal en su país. Antes de ocupar el cargo, pasó 28 años de su vida en prisión por luchar contra el sistema de segregación racial conocida como el apartheid.
Durante su discurso de toma de posesión, Mandela recitó el siguiente poema de la escritora Marianne Williamson:
“Nuestro miedo más profundo no es que seamos inadecuados.
Nuestro miedo más profundo es que somos poderosos sin límite.
Es nuestra luz, no la oscuridad lo que más nos asusta.
Nos preguntamos: ¿quién soy yo para ser brillante, precioso, talentoso y fabuloso?
En realidad, ¿quién eres tú para no serlo?
Eres hijo del universo.
El hecho de jugar a ser pequeño no le sirve al mundo.
No hay nada iluminador en encogerte para que otras personas cerca de ti no se sientan inseguras.
Nacemos para hacer manifiesto la gloria del universo que está dentro de nosotros.
No solamente algunos de nosotros: Está dentro de todos y cada uno.
Y mientras dejamos lucir nuestra propia luz, inconscientemente damos permiso a otras personas para hacer lo mismo.
Y al liberarnos de nuestro miedo, nuestra presencia automáticamente libera a los demás.”
Hay cosas que necesito revisarlas cada tanto. Este poema es uno de ellos.
Desde que lo escuché por primera vez, nunca volví a ser el mismo. En cierta manera, se convirtió en la brújula de todo lo que hago.
Existen momentos en donde resulta muy difícil ser humano. Estos últimos días están siendo así para mi y muchas personas.
El solo pensar que somos capaces de provocar todo este terror y destrucción en los demás es algo que jamás me entrará en la cabeza y hasta te obliga a cuestionarte cual es el sentido de intentar hacer algo por mejorar las cosas si al final seguirán habiendo guerras, violencia e injusticias en el mundo.
Pero es precisamente en esos momentos en donde más debemos creer que tiene un sentido. Es precisamente ahí en donde tenemos que hacer más de lo que hace bien.
Algunos me dirán que soy un utópico, tampoco me importa mucho, pero cada vez me convenzo más de que el mundo será un mejor lugar el día que cada persona se permita liberar su máximo potencial y vivir en coherencia con su deseo, mientras trabajamos por garantizar el mismo derecho para aquellos que tengan menos posibilidades de hacerlo.
El tiempo me demostró de que la única manera de inspirar a los demás a ser mejores es haciéndonos cargo de todo lo bueno que tenemos para dar y actuar en consecuencia a eso. No con palabras, no con videos motivadores. Simplemente siendo y haciendo.
A nadie le sirve que te conformes con expresar el 10% de tu potencial. En la vida hay que darlo todo, en todo: en los vínculos, en los proyectos, en las causas y sobretodo, en los sueños.
Porque cuando lo das todo, estás habilitando a las personas que te rodean a que hagan lo mismo con su vida. Y cuando eso sucede, se activa una secuencia infinita de influencia que ya está fuera de nuestro control pero que no pudo haber sucedido si primero no sembrábamos nuestra parte.
Cuando el mundo se vuelve muy grande y difícil, me ayuda recordar que todo comienza dando lo mejor en nuestro metro cuadrado: en las personas que nos rodean, en las situaciones que se nos presentan, en los lugares que visitamos. De nada sirve preocuparse por el afuera si descuidamos lo que pasa alrededor nuestro.
A veces, muchas veces, subestimamos demasiado el poder que hay en nosotros y el impacto que ese poder tiene en los demás. ¿Cuántas veces se te acercó alguien a agradecerte por traerle la palabra justa, ser la compañía necesaria o la ayuda que no sabía que necesitaba?
No lo subestimes más.
Porque cuanta más gente sea consciente de su poder creador y trabaje para expresar su máximo potencial, más libre y menos doloroso será este mundo.
Y para que eso suceda te necesitamos a vos.
Un abrazo,
Agustín
Nuevo episodio del podcast
Estás Vendiendo Mal Tus Proyectos – Una de las creencias más comunes dentro del diseño y la de cualquier profesión creativa es pensar que tener buenos trabajos es razón suficiente para atraer mejores clientes y cobrar más por lo que hacemos. La experiencia me demostró todo lo contrario. Tener la habilidad para hacer buenos proyectos es solo una pequeña parte de un conjunto de condiciones que cualquier profesional y negocio creativo debe cumplir si quiere incrementar sus ventas y aumentar el valor de su trabajo.
Una cita para reflexionar
“Y cuando la tormenta de arena haya pasado, tú no comprenderás cómo has logrado cruzarla con vida. ¡No! Ni siquiera estarás seguro de que la tormenta haya cesado de verdad. Pero una cosa sí quedará clara. Y es que la persona que surja de la tormenta no será la misma persona que penetró en ella. Y ahí estriba el significado de la tormenta de arena.” – Haruki Murakami. Kafka en la orilla
¿Acaso al leer esto salieron un par de lagrimitas de mis ojos? Gracias por esto, Agus. (L)